¡La fiebre no es una enfermedad! No debemos angustiarnos si aparecen unas décimas de fiebre: la fiebre es un mecanismo de defensa natural que el organismo activa para intentar resolver la infección en curso. El aumento de la temperatura inactiva virus y bacterias, y evoluciona como un ciclo.
Observa a tu pequeño, ayúdalo y quédate cerca de él/ella en cada una de las tres fases de la fiebre.
Fase 1: la subida
En esta fase nos encontramos frente a una producción de sustancias proinflamatorias como respuesta a las infecciones, que provocan aumento de la temperatura corporal, escalofríos y vasodilatación. Este es el motivo por el que el niño o la niña sentirá frío.
CONSEJOS ÚTILES: si tiene escalofríos y sensación de frío, cúbrelo con prendas cálidas.
Fase 2: el pico de la fiebre
Entrando en la fase avanzada, lo habitual es sentirse acalorados. La piel se nota caliente y enrojecida, y aparecen dolores musculares, dolor de cabeza e inquietud. La frecuencia cardíaca y la respiratoria pueden aumentar.
CONSEJOS ÚTILES: para darle alivio, moja una toalla y, después de haberla escurrido, apóyala en la frente, en la cabeza, en las muñecas y en las pantorrillas del peque durante algunos minutos. Puedes repetir este proceso todas las veces que consideres necesarias. No cubras demasiado al peque para no sobrecalentarlo más todavía.
Fase 3: la defervescencia
En la última fase, aunque aún se sienta calor y se note sudoración, la fiebre se reduce progresivamente y de forma muy rápida, hasta que la temperatura vuelve a valores fisiológicos.
Dejar que el organismo tenga la posibilidad de “soltar” la fiebre, sin inhibirlo, es saludable. La fiebre debe seguir su ciclo natural de subida y posterior defervescencia. De hecho, solo de esta forma tiene la posibilidad de llevar a la práctica todos sus mecanismos de defensa.